¿Sexo es credencial de virilidad?

7 09 2011

Es difícil creer que todavía haya padres que alientan y celebran que su hijo tenga relaciones sexuales tan pronto como esté físicamente apto para hacerlo porque consideran que en esta forma se ratifica su virilidad. Y, además, que evidentemente se enorgullezcan cuando se enteran de que el joven pasó la noche con su novia o con su amiga.

 Lo primero que me pregunto es si estos padres estarían igualmente complacidos si fuera su hija adolescente la que tuvo relaciones sexuales con su novio o amigo de turno. Y si también lo considerarían como una hazaña digna de ce­lebrarse. Hoy es más posible que esto ocurra porque, no solo la cultura hedonista enaltece todo tipo de relaciones sexuales «casuales» sino porque ahora las chicas son conscientes de que tienen los mismos «derechos sexuales» de los varones.

Seducir o alentar a una chica a que tenga sexo con ellos sin más propósito que satisfacer los apetitos sexuales del joven no es una muestra de hombría… es una cobardía.  Se ha visto que las chicas con una pobre autoestima ofrecen sexo buscando amor mientras que los jóvenes les ofrecen amor buscando sexo. Debido a que, junto con la pasión del encuentro sexual, viene el mensaje de que ellas son valoradas y deseadas, esta propuesta es muy seductora para las ado­lescentes porque la transformación que están viviendo las hace más vulnerables y complacientes que nunca.

Las actitudes estimulando la iniciación sexual de los hijos por parte de padres son además enseñanzas contrarias a los principios de respeto, honestidad, rectitud y lealtad en los que deben formarlos, y al compromiso de fidelidad  marital que esperan que practiquen los esposos de sus hijas.

El principio debe ser no alentar en los chicos nada que no quisiéramos que otro joven haga con nuestra propia hija… porque también es una chica amada por unos padres que quieren para ella todo el bien que nosotros anhelamos para la nuestra.

Por eso es fundamental hacer contrapeso al desenfreno que propone la cultura machista y sexualizada en que crecen nuestros hijos, inculcándoles que la intimidad sexual es una experiencia que se debe promover cuando hayan sellado con el compromiso de «amarse para toda la vida» con su esposo.

Tomado de la revista del Universo Por: ÁNGELA  MARULANDA